Una mirada desde la docencia
Cuando enseñar deja de formar: la ESI y el avance del pensamiento único en la escuela

Profesora de Filosofía

Una docente advierte que la ESI perdió su base pedagógica y expone a los alumnos a un adoctrinamiento sistemático.
La creación del Programa Nacional de ESI en el 2006, a través de la Ley 26150 y lineamientos básicos en el 2008, fue y sigue siendo, objeto de debates en diferentes sectores de la sociedad: políticos, social, religioso.
Esta Ley, establece que todos los alumnos deben recibir ESI en establecimientos educativos estatales y privados del país, a través de material específicamente diseñado para para tal fin. Material que carece de sustento biológico y científico y desconoce el concepto de naturaleza humana.
Por ejemplo en la colección ESI de la Dirección de Educación Sexual Integral, en la Provincia de Buenos Aires, a los alumnos se les presenta un juego divido en tres cartones, cada cartón tiene dibujado una parte diferente del cuerpo. En esta actividad los alumnos tienen que reconstruir la figura humana de acuerdo a cómo vivencian su género. Y puede corresponder o no al sexo biológico.
Otro ejemplo, la Colección Derechos Humanos, Género y ESI “En la Escuela”, 40 años de Democracia, Ministerio de Educación Argentina, 2023, donde se presenta el contenido Micromachismos. La actividad que se propone es elaborar en grupo, un decálogo para combatir el micromachismo en la escuela teniendo en cuenta los siguientes aspectos: normas de convivencia, vestimenta, contenidos de las asignaturas, formas de nombrar que insisten en la escuela y lugar de las de las voces de los diferentes actores en la toma de decisiones.
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Sin lugar a dudas puedo continuar citando bibliografía donde claramente se evidencia adoctrinamiento y avasallamiento por parte del Estado sobre el derecho de los padres a decidir sobre la educación de sus hijos. Si podría hacerlo. Pero el texto se tornaría muy extenso.
Lo importante es saber que desde hace varios años en muchas aulas del país, se está adoctrinando a las nuevas generaciones.
Adoctrinar es impartir ideas, bibliografía, autores, en forma intencional y sistemática.
Cuando se adoctrina, el alumno queda privado de ejercer el pensamiento crítico, que fundamenta el pensamiento independiente. De esta forma queda instalado el pensamiento único en el aula.
¿Cómo llegamos a esto?
Por medio de un plan sistemático, diseñado para batallar contra la familia, la iglesia, el adultocentrismo y el patriarcado, plan donde el movimiento feminista, a través de sus diferentes olas o etapas edifica los cimientos de la ideología de género.
¿De qué manera se implementa?
A través de una selección específica de materiales, textos y recursos sugeridos para trabajar en el aula. Pero conviene volver al punto de partida: ¿cuál es el fin de la educación? Desarrollar plenamente el potencial de la persona humana.
Educar no es dejar que todo se dé espontáneamente, ni tampoco imponer. Educar es conducir y promover: conducir, en el sentido de dar dirección al crecimiento; promover, en tanto implica elevar, ayudar a desplegar las potencialidades. La finalidad no es ideologizar, sino ayudar a que cada uno el potencial que el ser humano trae al nacer. Por eso, educar es desplegar, no adoctrinar.
Frente a este panorama, el interrogante se impone:
¿Qué queremos como sociedad? ¿Educación o adoctrinamiento? ¿Qué tipo de ser humano queremos formar? ¿Qué visión tenemos de la persona?
Estas preguntas nos exigen acción concreta:
- Analizar el discurso sobre sexualidad que subyace en los lineamientos actuales de la ESI para niños y adolescentes.
- Reafirmar el rol insustituible de la familia, primera comunidad humana y transmisora de valores culturales, éticos y religiosos. El Estado no puede anular esa función: debe respetarla y garantizarla.
- Observar críticamente las agendas temáticas que impulsan quienes diseñan las políticas públicas.
- Distinguir entre verdadera inclusión y manipulación discursiva. Cambiar una letra no alcanza: el llamado “lenguaje inclusivo” genera obstáculos serios a la hora de enseñar a leer, escribir y pensar críticamente.
- Fomentar un trabajo escolar interdisciplinario, serio y riguroso, sin relatos edulcorados ni consignas vacías.
- Acompañar las trayectorias escolares reales, fortaleciendo a los equipos directivos y formando a los docentes con responsabilidad.
Incluir no es crear una realidad paralela, sino reconocer que todos los alumnos son iguales ante la ley, y que aprender a leer y escribir —desde primer grado— es la base para poder interpretar el mundo. Porque leer, escribir, pensar con claridad, son herramientas vitales para ingresar a la realidad y sostenerse en ella con libertad.