Entrevista
El Padre Néstor, un cura que combate el desastre con fe y en comunidad

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La educación y el compromiso social como herramientas claves para superar los desafíos estructurales.
En la región de Concordia, Entre Ríos, la pobreza no es solo una estadística; es una realidad profunda que afecta a las generaciones más vulnerables. Esta ciudad, junto a otras de la región como Gran Resistencia, Chaco y La Rioja, se encuentra en el triste podio de las áreas con mayores niveles de pobreza infantil, donde casi siete de cada diez niños viven en condiciones de extrema carencia. Esta situación no es fruto de la casualidad, sino el resultado de una pobreza estructural y multidimensional, difícil de resolver, que va más allá de la falta de recursos materiales y se infiltra en todos los aspectos de la vida de los habitantes.
El Padre Néstor, quien lleva más de cuatro años trabajando en Concordia, ha dedicado su vida a tratar de combatir esta situación. Su obra, que tiene como eje principal la lucha contra la pobreza en barrios periféricos, es un testimonio del compromiso que muchos ciudadanos tienen con los más necesitados. Para el Padre Néstor, la pobreza en Concordia no solo es una cuestión económica; es un fenómeno que abarca dimensiones mucho más profundas: la falta de educación, la ausencia de afecto, el narcotráfico y una ausencia general de esperanza que impide a muchos imaginar un futuro diferente.
Una pobreza de generaciones
Según el Padre Néstor, la pobreza en Concordia ha sido casi "intencionalizada" desde el comienzo de la democracia, y su perpetuación tiene raíces históricas. "Este es un problema estructural, que no solo afecta a la economía de las familias, sino que también despoja a las personas de su dignidad", explica. En los barrios más afectados, como el José Hernández, la violencia y el narcotráfico han minado las posibilidades de desarrollo, convirtiendo a estos lugares en espacios donde el futuro parece estar condenado a repetir el pasado.
Uno de los principales problemas que enfrenta la comunidad es la falta de una educación integral. En muchos hogares, los niños no tienen acceso a los cuidados básicos, ni a una estructura emocional saludable que los impulse a perseguir sueños o aspiraciones. "Un niño que nace en un ambiente donde la violencia y la adicción son la norma, no tiene referencia afectiva, ni espacio para soñar, para creer en sí mismo", afirma el sacerdote. Esta falta de afecto y de un entorno saludable se convierte en una condena que afecta a las nuevas generaciones, creando un círculo vicioso de pobreza, marginación y desesperanza.
El rol de la fe y la comunidad en el cambio social
Frente a esta realidad, el trabajo del Padre Néstor y de la comunidad religiosa local busca ser una respuesta integral. "La pobreza no es solo material, es esencialmente la falta de un norte, de una esperanza", dice. La Fe juega un papel crucial en la regeneración de los valores humanos. "El estilo que nos trae Jesús es lo revolucionario", afirma, destacando que el trabajo en la comunidad no se hace desde una posición de poder, sino desde la cercanía y el servicio.
En los barrios de Concordia, iniciativas como los talleres de panificación, costura y tapicería, dirigidos a los más jóvenes y adultos, no solo buscan proporcionar habilidades laborales, sino también transmitir valores de dignidad, respeto y pertenencia. Estos espacios son fundamentales para recuperar la confianza y el sentido de comunidad. "Cuando trabajamos con los jóvenes, les enseñamos que no hay otra forma de vivir que no sea con respeto y solidaridad, no con violencia ni con miedo", explica el Padre Néstor.
Además, la iglesia en Concordia ha logrado generar un cambio en la mentalidad de los habitantes, quienes ahora ven en la comunidad un espacio de pertenencia y transformación. A través del compromiso social, muchos de los vecinos más vulnerables han comenzado a involucrarse en la política local, buscando soluciones desde dentro de la comunidad y alejándose de las estructuras clientelistas que tanto han afectado la ciudad.
La política y el cambio estructural
A pesar de los esfuerzos a nivel comunitario y religioso, la política de Concordia ha sido un factor clave en la perpetuación de esta pobreza. El Padre Néstor denuncia que, durante años, el clientelismo político y la vinculación de ciertos sectores con el narcotráfico han bloqueado cualquier intento de cambio real. "Fue una estrategia de poder que utilizó la pobreza para mantenerse en el gobierno", sostiene. Sin embargo, con el cambio de gobierno, ve una oportunidad para iniciar una transformación profunda, que debe pasar por un compromiso social y ciudadano real, y no solo por promesas políticas vacías.
En este sentido, la lucha contra la pobreza en Concordia no es solo una cuestión de políticas públicas, sino también de un cambio de mentalidad que involucre a todos los actores sociales: desde los gobiernos hasta las organizaciones de la sociedad civil. Solo un esfuerzo conjunto, que no se limite a los números y las encuestas, podrá generar el cambio necesario para mejorar las condiciones de vida de los más necesitados.
La pobreza en Concordia es un problema estructural, multifacético y profundamente arraigado. Sin embargo, a pesar de las dificultades, el trabajo del Padre Néstor y de la comunidad religiosa local demuestra que es posible generar cambios a través del compromiso social y la fe. La lucha no es solo contra la falta de recursos, sino también contra la falta de esperanza. Solo con una transformación profunda, que involucre tanto a la comunidad como a la política, Concordia podrá superar este desafío y ofrecer un futuro más digno para sus habitantes.