Mes del Cuidado del Planeta
Cómo lograr una alimentación saludable y sostenible sin sacrificar el planeta

Licenciada en Nutrición

Comer de forma consciente también es una forma de construir un futuro más sostenible.
Durante el mes del cuidado del planeta, tenemos una oportunidad única para reflexionar sobre nuestra relación con el entorno y las acciones que podemos tomar para preservarlo. Adoptar un modelo sostenible y accesible, que garantice una alimentación adecuada para todos y, a la vez, proteja el medio ambiente para las generaciones futuras, es esencial.
La producción de alimentos, aunque vital para nuestra supervivencia, genera un impacto significativo en el planeta. Cada etapa de su ciclo de vida contribuye al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los recursos naturales. Estos efectos se pueden medir mediante indicadores que forman parte de la huella ambiental, un concepto que refleja el impacto total de una actividad o producto sobre el medio ambiente.
- Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI): Son gases que retienen el calor en la atmósfera, intensificando el efecto invernadero y acelerando el calentamiento global. Se generan principalmente durante la producción, transporte, procesamiento, almacenamiento y desecho de alimentos, tanto de origen vegetal como animal. Los productos de origen animal, como carne y lácteos, suelen tener una huella de carbono significativamente mayor que los de origen vegetal.
- Uso de agua: Se refiere a la cantidad de agua requerida para producir un alimento. Los alimentos de origen animal tienen una huella hídrica mucho mayor que los vegetales, debido a la gran cantidad de agua necesaria para alimentar y criar a los animales.
- Uso de tierras: La expansión de tierras para cultivos o pasturas destruye bosques y ecosistemas naturales, reduciendo la biodiversidad y alterando el equilibrio ambiental.
- Generación de residuos: La gestión inadecuada de residuos contamina el suelo, el agua y el aire, además de liberar gases de efecto invernadero. Para reducir este impacto, es fundamental aplicar el reciclaje, la reducción de residuos desde su origen y promover la economía circular, transformando los desechos en recursos aprovechables.
¿Es posible lograr dietas saludables y sustentables?
Reducir el consumo de productos de origen animal y optar por fuentes de proteínas vegetales, como legumbres, tofu, frutos secos o semillas, beneficia tanto al medio ambiente como a nuestra salud. La producción de proteínas vegetales requiere menos agua, fertilizantes y tierra, lo que disminuye su impacto ecológico. Además, estas fuentes de proteínas son ricas en fibra y nutrientes esenciales, lo que favorece el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Para lograr una dieta más sostenible, es fundamental:
Incorporar alimentos locales y de temporada. Esto no solo reduce el impacto ambiental al requerir menos transporte, sino que también apoya a los productores locales y promueve una agricultura más respetuosa con el medio ambiente. Además, estos alimentos frescos conservan mejor sus nutrientes y sabor.
Elegir productos orgánicos. Esto no solo disminuye el impacto ambiental al requerir menos transporte, sino que también apoya a los productores locales y fomenta una agricultura más respetuosa con el medio ambiente. Además, los alimentos frescos conservan mejor sus nutrientes y sabor, y suelen ser más económicos.
Reducir el desperdicio de alimentos: Cada año, millones de toneladas de comida se pierden, especialmente en la producción, distribución, venta y en los hogares. Planificar mejor nuestras compras y almacenar los alimentos adecuadamente puede reducir este impacto ecológico.
Una dieta basada en plantas tiene un menor impacto sobre los recursos naturales, ya que utiliza menos agua y tierra, y genera menos emisiones de gases de efecto invernadero. Además, está asociada con una mejor salud, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Si bien la transición hacia dietas más sostenibles puede enfrentar desafíos culturales y económicos, especialmente en países con tradiciones culinarias basadas en productos animales, adoptar hábitos alimenticios conscientes es un paso clave hacia un futuro más saludable y sostenible. Con pequeños cambios en nuestra dieta, podemos generar un impacto positivo tanto en nuestra salud como en el medio ambiente. El cambio está al alcance de todos.