El chico de Pilar que hizo rugir a todo un país
Colapinto: de soñar en azul y oro a correr en celeste y blanco

Periodista ESPN

El joven piloto vuelve a la F1 en Imola y despierta la pasión de millones. Su historia conmueve, emociona e inspira.
Este fin de semana, en Imola, un rugido distinto se hará escuchar en la Fórmula 1: el de un país entero que acompaña a Franco Colapinto. Con apenas 21 años, el piloto nacido en Pilar vuelve a la máxima categoría del automovilismo, en donde cumplirá el sueño que millones de argentinos imaginaron desde chicos: ver a uno de los suyos en la élite mundial.
Desde muy joven, Franco no solo respiraba deporte motor: también latía al ritmo de Boca Juniors, el club de sus amores. Su pasión por los colores azul y oro lo acompañó desde siempre, al punto que durante una etapa de su carrera eligió correr con el número 12, en homenaje a la icónica hinchada xeneize.
Del karting en Italia al rugido de Imola: el camino del pibe que nunca dejó de soñar
A los 14 años, cuando muchos compañeros estaban en el colegio, él dejó su hogar en la provincia de Buenos Aires y se mudó solo a Italia para vivir en una fábrica de karting, rodeado de motores y herramientas, mientras luchaba por su sueño. Su familia, decidida a apoyar su pasión, vendió una propiedad para financiar su futuro en Europa. Ese sacrificio de los suyos lo acompañó en cada paso de su carrera.
Antes de ser un ejemplo a seguir, Franco tuvo pasión, hambre de gloria y el deseo inquebrantable de llegar lejos. Entre quienes lo inspiraron, destaca la figura de Diego Maradona, el ícono que marcó un antes y un después en el fútbol mundial. También, el genio de Juan Manuel Fangio, cuya leyenda sigue viva en cada curva de la pista. Y, en un giro inesperado, el argentino de pádel Fernando Belasteguín, de quien Franco dijo: "Me encantaría tener el talento que tiene él con la pala". Porque, aunque hoy Colapinto es ídolo de muchos soñadores, él también tuvo a sus superhéroes.
Imola, cuna de leyendas y templo sagrado del automovilismo, será el escenario perfecto para el regreso de Colapinto a la categoría reina. En un trazado cargado de historia, donde flamean banderas de todos los colores, el joven del país del fin del mundo buscará dejar su huella. Con un estilo de conducción feroz, agresivo y audaz, Franco no especula: ataca con valentía, defiende con decisión y corre con el alma.
A eso se suma un carisma innegable. Tiene esa chispa que lo hace distinto, esa empatía natural que le permite conectar con el público, la prensa y cada persona que sigue su relato de vida. Franco no solo compite: transmite, emociona y representa. Por eso, más allá de su talento al volante, se ganó un lugar como una de las figuras con mayor presencia del automovilismo internacional.
Hoy, ese "pibe" que creció admirando a Fangio y que soñó con brillar en las pistas más míticas del mundo, está listo para seguir escribiendo la historia. La bandera argentina volverá a flamear en la Fórmula 1. Y con ella, la ilusión de todo un país.