Maestro de la escena
Carlos Inzillo: el hombre que hizo del jazz una cita porteña

Periodista.
Fundador del ciclo Jazzología y figura clave en la difusión del género en la Argentina, Carlos Inzillo dejó una huella indeleble en la cultura musical del país. Ahora, una película en marcha promete contar su historia como se merece: con swing, pasión y mucho más que anécdotas.
A veces la palabra “gestor” se queda corta. Porque lo que Carlos Inzillo hizo por el jazz en la Argentina no entra en una etiqueta. Comunicador, programador, curador, periodista, divulgador, coleccionista… y sobre todo, un entusiasta. De esos que no solo escuchan con devoción sino que contagian con generosidad.
Su nombre está irremediablemente asociado al ciclo Jazzología, que él mismo creó en 1984 en el Centro Cultural General San Martín. En plena posdictadura, cuando la palabra “gratuito” aún era sinónimo de desconfianza, Inzillo se atrevió a hacer del jazz un bien público.
“La creación de Jazzología ocurre en septiembre de 1984, en plena primavera democrática”, recuerda. “Se me ocurrió dar forma metódica a las reuniones que ya había en el Centro. Pensé en hacer un ciclo con el inolvidable violinista Hernán Oliva. Yo sabía que había un público cautivo para un ciclo abierto de jazz —y sus parientes musicales— sin distinción de estilos”. Y no se equivocó. Gracias al apoyo de músicos, público y autoridades culturales como Javier Torre, el ciclo se sostuvo... por más de 40 años.
Más de 1500 conciertos gratuitos, artistas de todo el mundo, y una comunidad que creció al calor de la música en vivo cada martes por la noche. Pero además de los números, están los recuerdos. Como aquel encuentro inolvidable entre el trombonista danés Erling Kroner y Jorge Luis Borges, al que Inzillo logró invitar junto a María Kodama: “Fue una noche de vibración impresionante, todavía tengo en mis oídos la magia de aquel concierto”.
O la noche en que la brillante cantante estadounidense Betty Carter dio una master class acompañada por tres voces locales: Marta Bellomo, Leda Valladares y María Volonté. “Fue impresionante y simpático ver cómo Betty captó el fraseo y la intencionalidad del tango. Un recuerdo imborrable”, cuenta Carlos, con memoria afinada y oído sensible.
Hoy, el jazz argentino vive un momento fértil, y nadie mejor que él para evaluarlo: “Lo veo muy promisorio. Hay un crecimiento del interés por expresiones nuevas, creativas y buenas. Las vocalistas y músicos que tenemos son impresionantes. A muchos los vi crecer. Veo un campo por delante que promete”.
A sus 80 años recién cumplidos, Inzillo no solo sigue escuchando con atención. Ahora también será escuchado en pantalla. Se viene el documental "Señor Jazz: la película de Carlos Inzillo”, dirigido por Federico Sotelo y Javier Hornos. Una producción que, lejos de ser un panegírico, busca retratar al personaje y al fenómeno. “Lo autorreferencial me incomoda un poco —admite— pero el foco está en el ambiente jazzístico de Buenos Aires. Es una película transparente, que muestra virtudes y defectos del ciclo, y me alegra que pueda contribuir a reavivar el género”
Desde las noches de Oliva hasta las cámaras de hoy, la historia de Carlos Inzillo es la historia de un puente. Entre generaciones, entre estilos, entre públicos. Con oído generoso y alma de anfitrión, logró que el jazz en Buenos Aires no fuera cosa de minorías. Fue —y sigue siendo— una conversación abierta.
Y como en toda buena improvisación, lo mejor quizá todavía esté por venir.