Entrevista
Abel Albino: "La pobreza exige la unidad de todos para solucionarla"

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Líder de Conin, defiende el rol de la familia como pilar central. El rol De la Iglesia y las ONG y el futuro optimista.
Abel Albino trabaja hace 53 años de médico. Esencialmente logró que 50.000 chicos dejen de ser desnutridos, trabaja con un colega de 99 años, lograron exportar el modelo CONIN a sudamérica con expectativas de expansión y cree que el problema de la Argentina no se soluciona si no se unen todos los sectores de poder.
Con un tono querible de abuelo que lee cuentos, Abel conversa y explica mientras marida historia con estadística, ciencia, filosofía y pediatría. Un hombre imprescindible para entender la problemática que azota al país y que nos permite entender por qué tenía Argentina 5% de pobres en 1974 y 55% en 2023. Un repaso con análisis historico desde la perspectiva cientifica pero basado en la fe y el amor. Abel Albino cree que la fe es centro, que la familiar es el pilar de la sociedad, y que un chico merece tomar la teta, nutrirse con su mamá desde que nace y así comenzar a celebrar la vida, eso que no se puede discutir.
Pedro Paulin: En este especial de Newstad sobre pobreza vamos a tener la posibilidad de hablar con Abel Albino, una persona que da una lucha desde un humanismo impresionante hace muchos años en Argentina. Es el titular de Conin y tiene la amabilidad de contestarnos para saber qué es lo que está viendo, o por lo menos qué analiza, de la pobreza hoy en la Argentina y su trayecto histórico. ¿Vale, cómo estás? Buenas tardes.
Abel Albino: ¿Qué tal, qué tal, cómo va?
Pedro Paulin: Bien, mejor, todo en orden. Muchas gracias por aceptar charlar unos minutitos. Primero que nada, vos sos recontra conocido, pero para la gente que no conoce Conin, ¿qué podés decirme del origen?
Abel Albino: Sí, es una fundación, una asociación civil sin fines de lucro que nació hace 32 años en Argentina siguiendo el modelo exitosísimo de Chile, del profesor Fernando Monckeberg. Yo me fui a Chile a hacer mi residencia en pediatría cuando me recibí de médico en el 72, así que son 53 años.
Me crucé allá con el profesor Monckeberg, que cada 15 días llevaba a un profesor de distintas disciplinas al hospital donde yo hacía mi residencia, el Calvo Mackenna en Santiago, hospital pediátrico de la Universidad de Chile. En una oportunidad llegó un pediatra especializado en nutrición en Estados Unidos y en bioquímica nutricional, y después en economía. O sea, se formateó la cabeza para hacer lo que hizo.
Chile era un país extremadamente pobre, y los chicos morían como moscas. La desnutrición era el telón de fondo del 50% de la mortalidad infantil en América Latina. Este hombre trabajó en una villa miseria con un sacerdote muy bueno, pero los chicos morían igual. Decidió entonces formarse más y estudiar por qué pasaba esto.
Cuando volvió, dijo que no era cierto que la pobreza fuera consecuencia únicamente de la mala distribución de la riqueza o del subdesarrollo. Ningún desarrollo es posible cuando existen ejércitos de niños con daño cerebral por desnutrición. Lo que debemos hacer es preservar el cerebro y luego educarlo. Si hacemos esas dos cosas, el desarrollo es una consecuencia.
Pedro Paulin: Ahora, cuando uno piensa en la Argentina y la pobreza, indefectiblemente hay una línea del tiempo preocupante. En los 70 teníamos 5% o 6% con pleno empleo; después, la recuperación democrática con hiperinflación; y luego sucesivos gobiernos hasta que, en 2024, con la llegada de Javier Milei, el propio gobierno indica que había algo así como medio país pobre o un poco más. ¿Qué pasó del 5 al 50? Tratando de ser sintéticos, ¿qué pasó en esa Argentina que pasó de pleno empleo y 5% de pobres a esto? ¿Qué desafío tenemos?
Abel Albino: Hay muchas explicaciones, pero cuando uno ve la miseria, la pobreza y la injusticia, tiene dos maneras de reaccionar: o busca culpables o acepta la cuota de responsabilidad que nos cabe como miembros de esta sociedad y ve cómo dar una mano.
Yo traje el modelo de Chile porque lo observé durante 20 años. Como buen mendocino, voy seguido a Chile y fui viendo sus logros. Por ejemplo, los chilenos aumentaron 12 centímetros y medio de estatura en 25 años; pasaron de cuatro universidades a 48; en 1960 su expectativa de vida era de 38 años y hoy es de 80 para los hombres y 83 para las mujeres; el porcentaje de jóvenes que ingresaba a la universidad pasó del 2% al 49%; y sus exportaciones saltaron de 500 millones a 95 mil millones de dólares.
Nosotros trajimos el modelo de Conin, y para no cometer errores, trajimos también a Monckeberg. Él tiene hoy 99 años y sigue siendo presidente honorario de Conin. Empezamos a trabajar con compromiso, que es lo que tenemos que hacer todos.
Pedro Paulin: Claro.
Abel Albino: Todos debemos comprometernos con nuestro país.
Pedro Paulin: Aparte, supongo que la solución, así como la pobreza es multidimensional, debe ser abordada con múltiples herramientas.
Abel Albino: Exactamente. Todos debemos trabajar: gobiernos, ONG como Conin, el empresariado, las escuelas, universidades, iglesias y la comunidad toda. Tenemos que abordar el problema desde todas las aristas.
¿Qué hicimos nosotros? Creamos los centros de prevención, porque nos dimos cuenta de que la desnutrición es el resultado final del subdesarrollo. De nada sirve alimentar a un chico si lo devolvemos al ambiente hostil que lo llevó a esa situación: lo vamos a tener de vuelta en poco tiempo.
Para quebrar la desnutrición debemos hacer un abordaje integral: educación nutricional, educación para la salud, lactancia materna, jardín infantil, estimulación temprana, escuela de arte y oficios, programa de educación agraria, alfabetización, ropero familiar, club de padres, documentación y legalización de familias, lucha contra el alcoholismo, inmunizaciones, agua potable, electricidad, cloacas y, recién en el punto número 20, asistencia alimentaria complementaria. Si no hacemos todo lo anterior, alimentar por sí solo es dar vueltas en una calesita.