Nada me fue regalado
Baltazar Leguizamón: cómo se vive el automovilismo desde el exterior

Piloto de automovilismo argentino. Piloto de NASCAR Xfinity Series.

El fervor por el automovilismo crece en Argentina y un piloto en NASCAR aporta su historia de esfuerzo y sueños para fortalecer este vínculo.
Hay momentos que encienden el entusiasmo y vuelven a poner al automovilismo argentino en el centro de la escena. Desde mi lugar como piloto argentino compitiendo en el exterior, celebro que eso suceda. Porque cada vez que se habla de uno, también se habla del resto de los que estamos representando al país en distintas categorías alrededor del mundo.
En los últimos años noté un crecimiento claro en el fanatismo por el automovilismo. Creo que el Mundial de Fútbol fue un punto de inflexión: despertó un fuerte orgullo por los deportistas argentinos que compiten afuera, y eso se trasladó a nuestro deporte. Hay más difusión, más apoyo en redes, más interés por parte de las marcas. Y sobre todo, una base enorme de fanáticos que siente al automovilismo como su pasión principal. Ojalá podamos seguir consolidando ese vínculo y, desde el lugar que me toca en NASCAR, contribuir también a ese crecimiento.
Mi camino fue distinto al de muchos colegas. Mientras la mayoría apuntaba a Europa, yo decidí apostar por Estados Unidos. Fui uno de los pocos en hacerlo, y en estos últimos años, el único argentino en llegar a NASCAR. No fue sencillo. Requirió mucho tiempo, esfuerzo, y decisiones difíciles. Pero hoy estoy atravesando el mejor momento de mi carrera. Compito en una de las categorías más importantes del mundo, con un nivel altísimo y una visibilidad enorme. No es casualidad que hasta el presidente de Estados Unidos sea fanático de NASCAR y asista a las carreras. Estar ahí, con la bandera argentina, es algo que me llena de orgullo.
Conozco a Franco y también a Nicolás Varrone desde la época del karting. Con Franco compartimos poco porque es un par de años más chico, pero con Nico sí compartí pista en varias oportunidades. Cada uno tomó un rumbo distinto, pero tanto él como Franco se están manejando muy bien. Están en el camino correcto, y eso genera una motivación enorme en muchos chicos que sueñan con crecer en el automovilismo internacional. Son parte de una generación que inspira.
En lo personal, sigo enfocado en avanzar dentro de NASCAR. Durante mi carrera ya alcancé logros importantes —victorias, campeonatos— pero el objetivo final todavía está por delante. Llegar a lo más alto dentro de esta categoría sería cumplir un sueño por el que vengo trabajando desde los 15 años, cuando decidí mudarme a Estados Unidos para perseguir esta carrera. No fue fácil. Hubo mucho sacrificio detrás: de mi familia, de sponsors, de quienes me acompañaron desde el primer día. Y aún hoy, cada paso requiere trabajo constante.
Más allá de los resultados, me gustaría que se diga que representé al país con compromiso. Que nada me fue regalado, que el camino fue duro, pero que nunca dejé de luchar por lo que quería. Si con eso logro motivar a otros, o hacer que NASCAR sea un poco más conocido en Argentina, ya me doy por hecho. Me contactó mucha gente interesada en acercarse a la categoría, y siempre que puedo dar una mano, lo hago. Porque al final del día, no se trata solo de lo que uno consigue, sino de lo que deja en el camino.