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El Papa, el cardenal Parolín y el juego de las sillas
Desde antes de la internación de Francisco se especula con que el actual secretario de Estado del Vaticano sería el próximo pontífice.
En junio de 2024 estábamos en Roma y, entonces, la dueña de una santería nos dijo: “Pobre Papa, hace lo que le dice Parolin. Dicen que (Pietro) Parolin quiere ser papa”. Imagínense que si el nombre ya circulaba en la “voz del pueblo” hace unos meses, es bastante evidente. Es más, una vez le hicimos hice un chiste al papa Francisco sobre ese tema.
Parolin es el secretario de Estado del Vaticano. Tiene 70 años y hace una década que está en el Vaticano, luego de haber trabajado como diplomático en las nunciaturas de Nigeria y México. En 2014, Francisco lo creó cardenal.
El propio Vaticano explica que “la Secretaría de Estado está presidida por un cardenal que es el primer colaborador del Papa en el gobierno de la Iglesia (…). El secretario de Estado puede considerarse el máximo exponente de la actividad diplomática y política de la Santa Sede, representando, en circunstancias particulares, a la persona misma del Sumo Pontífice”.
Desde la internación del Papa en el hospital Gemelli, el 14 de febrero, Roma es un hervidero. El piso 10 del hospital está blindado: hay gente amiga, casi como si fuera de la familia del Papa, que quiere verlo y no ha podido.
Al pequeño apartamento donde está internado Francisco, entran muy pocos. Y Parolin es uno de ellos. Hace rato que se estaría preparando para ser el próximo papa. Es uno de los 138 cardenales en condiciones de convertirse en pontífice.
Por supuesto, por estos días, las conjeturas son muchas. Todos estarían cuidando su silla temerosos del giro que tomaría el siguiente pontífice. Si toma un giro más progresista y liberal, o más conservador. O si los cardenales eligen a alguien intermedio. Parolin, que tiene fama de ser muy diplomático, aseguraría esa “tercera vía”.
En marzo de 2024, Francisco nos recibió sin poder levantarse de la silla y, en junio, apareció como un hombre nuevo que iniciaba un largo viaje por Oceanía. Entonces, volvimos a hablar con él y le comentamos que no lo habíamos visto nada bien en marzo.
El Papa nos respondió: “Pero, si estoy bien”. Le contestamos: “Pero usted está grande, ¿no? Por eso, quien esté al lado suyo, debe quererlo bien”. El Papa agregó: “Quédense tranquilos, porque tengo quien me cuide. Aunque, la verdad es que, acá, hay que cuidarse de los de adentro y de los de afuera”.